“Síganme y los haré pescadores de hombres” Mt 4, 19

martes, 30 de marzo de 2010

Nuestra Misión

Misión

La misión especial de la comunidad misionera es de compartir con las personas mas necesitadas el amor cristiano.

• Haciendo pequeñas cosas con mucho amor.

• Viviendo una vida de servicio marcada por la sencillez, la humildad y practicando la vida en oración.

• Dando ayuda material de acuerdo a sus propios medios y consuelo espiritual a todos aquellos necesitados.

• Ofreciendo su servicio y fatiga diaria a Jesús.

• Servir con alegría.

miércoles, 24 de marzo de 2010

Decálogo del Misionero


1- Un misionero mira a todos los hombres con ojos de hermano.

2- Un misionero conoce a Jesús, ama como Jesús, no se avergüenza de hablar de Jesús.

3- Un misionero reza todos los días a su Padre Dios por sus hermanos, las personas de todo el mundo, y quiere que conozcan a su Madre, la Virgen.

4- Un misionero siempre dice ¡gracias!

5- Un misionero goza de poder dar, y de que los otros también puedan gozar al darle a él.

6- Un misionero está alegre en el servicio.

7- Un misionero sabe que su persona es más necesaria que su dinero.

8- Un misionero es generoso aunque le cueste.

9- Un misionero busca soluciones y las encuentra.

10- Un misionero siempre piensa en «nosotros».

Oración por la Comunidad Misionera

Señor, haz que tus dones
se hagan vida en nuestra Comunidad.
Necesitamos personas que sepan escuchar.
Personas que crean la paz.

Personas que construyen la unidad
y la comunidad,
que equilibran y reconcilian,
que dan testimonio y que dicen la verdad,
sin lastimar.

Necesitamos personas
en las que tu Espíritu resplandece,
que irradien esperanza
y desinteresadamente se comprometan,
para Ti y tu Reino.

Señor, danos personas capaces
de conmover a otros con su actitud,
personas que rezan
y que también hacen realidad esa oración.

Señor, convierte nuestra Comunidad,
en una Comunidad misionera,
digna de ser colaboradora tuya,
en el servicio de la salvación del mundo.

Que así sea.

Bienaventuranzas del Misionero

Bienaventurado el misionero que vive enamorado de Cristo, que se fía de Él como lo más necesario y absoluto, porque no quedará defraudado.

Bienaventurado el misionero que cada mañana dice "Padre Nuestro", llevando en su corazón todas las razas, pueblos y lenguas, porque no se conformará con una vida mezquina.

Bienaventurado el misionero que mantiene su ideal e ilusión por el Reino y no pierde el tiempo en cosas accidentales, porque Dios acompaña a los que siguen su ritmo.

Bienaventurado el misionero con un corazón puro y transparente, que sabe descubrir el amor y la ternura de Dios sin complicaciones, porque Dios siempre se le revelará.

Bienaventurado el misionero que reconoce y acepta sus limitaciones y debilidades y no pretende ser invencible, porque Dios se complace en los humildes.

Bienaventurado el misionero que sabe discernir con sabiduría lo que conviene callar y hablar en cada circunstancia, porque nunca tendrá que arrepentirse de haber ofendido a un hermano.

Bienaventurado el misionero que no puede vivir sin la oración y sin saborear las riquezas de la Palabra de Dios, porque esto dará sentido a su vida.

Bienaventurado el misionero que anuncia la verdad sobre Jesucristo y denuncia las injusticias que oprimen a los hombres, porque será llamado profeta de los signos de los tiempos.

Bienaventurado el misionero que sabe asumir y valorar la cultura de los pueblos, porque habrá entendido el misterio de la Encarnación.

Bienaventurado el misionero que tiene tiempo para hacer felices a los demás, que encuentra tiempo para los amigos, la lectura, el esparcimiento, porque ha comprendido el Mandamiento del Amor y se conoce humano y necesitado.

Hna. María Virginia Ciette